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La Tradición Judía de Sagunto: El barrio judío en la época medieval
Sagunto, población situada a tan solo 20 km al norte de Valencia, nos trae a la memoria su pasado romano. Sin embargo, su origen es íbero: Arse
Desde los primeros tiempos de su historia fue un lugar disputado por romanos y cartagineses para obtener el control del comercio de la zona de Levante.
Tras un largo período de batallas entre ambos pueblos, las guerras púnicas, Sagunto en el año 218 a.C. sería tomada por los Romanos y convertida en una ciudad próspera.
En ella edificaron un templo dedicado a Diana, un gran Teatro, un Circo, y por supuesto el Castillo, dominando la parte más alta de la ciudad, imprescindible para proteger el territorio.
Ya desde época romana se tiene constancia de la presencia de ciudadanos judíos en Sagunto.
En el Museo del Castillo se pueden ver unas láminas del siglo I en las que se lee el nombre de Dios en hebreo: “Lao”. Los investigadores piensan que podría tratarse de parte de la diáspora tras la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70. El general romano Tito (futuro emperador) ese año derrotó a los judíos y destruyó el Segundo Templo de Jerusalén. Diáspora deriva del griego, significa dispersión.
Estos son los documentos más antiguos que atestiguan la presencia judía en la Península que acreditan también la tradición judía de Sagunto.
Los árabes llegaron a Sagunto en el siglo VIII, cambiaron el nombre romano de la ciudad por el de Murviedro, derivado de “muris veteris” (los muros viejos). En esa época ya había un barrio judío consolidado.
Cuando se realizó la Reconquista en el siglo XIII, Jaime I respetó la convivencia de las diversas culturas: árabe, cristiana y judía. Los judíos también recibieron tierras, casas, así como ciertos beneficios en el pago de impuestos. Esto atrajo a familias procedentes de Aragón y Cataluña y la comunidad judía fue creciendo.
El período comprendido entre los siglos XIII y XV es el que está más documentado.
Algunos judíos incluso gozaron de algunos privilegios, y ejercieron cargos como el de “baile”, que eran administradores de los bienes de titularidad real.
Algunos de ellos también recaudaban impuestos para el rey.
En esos años la judería de Sagunto llegó a ser una de las más importantes del Reino de Valencia, después de la de Xativa y Valencia.
La economía de las familias judías se basaba en el comercio y la artesanía. Tuvieron especial renombre los orfebres, especializados en el trabajo con la plata.
Eran también prestamistas y algunos de ellos destacaron en el campo de la medicina.
Entre los médicos más ilustres citamos al doctor LLuis Alcanys, primer catedrático de medicina de la Universidad de Valencia. En 1490 escribió el primer libro sobre el tratamiento de la peste. En 1469 había sido nombrado médico del Rey Fernando el Católico. Era, por designio real, el encargado de peritar heridas en caso de reyertas para que el justicia pudiera dictar las sentencias según lo que este “médico forense” hubiera aportado. Luis Alcanys también fue poeta y escribió algunos de los versos que se incluyeron en el libro “Trobes en llaors de la Verge Maria” (el primero impreso en España). A pesar de todo, el médico fue víctima de la Inquisición y murió quemado en la hoguera.
La prosperidad de la que gozó la comunidad judía duró hasta el siglo XIV. En esa ápoca sufren varios ataques. Durante ese siglo la animadversión antisemita se había extendido por todo el país. No fueron solamente los judíos del Reino de Valencia quienes sufrieron ataques, eran todos.
Después del gravísimo asalto a la judería de Valencia en 1391, en el que prácticamente todo el barrio quedó arrasado, una gran parte de los judíos de Valencia huyeron a Sagunto donde los daños no llegaron a tanto gracias a la protección de las autoridades municipales. A pesar de esto se vieron obligados a refugiarse en el Castillo mientras se controlaba la situación.
Allí a partir del siglo XV poco a poco se va recuperando la comunidad judía, que constituirá la tradición judía de Sagunto.
Sagunto había conseguido preservar casi integra toda la Aljama. Esto atrae a familias judías procedentes de otros lugares del país. En ese momento la judería saguntina se convierte en la más grande del Reino de Valencia.
En 1492 cuando se produjo el decreto de expulsión. Un tercio de la población era judía, por lo que su marcha produjo una gran crisis en la economía de la ciudad.
La judería de Sagunto conserva prácticamente el mismo trazado del siglo XVI, con sus calles estrechas y empedradas de trazado irregular. Un recorrido por el barrio nos transporta a época medieval. Es sin duda un exponente de la tradición judía de Sagunto.
En algunas casas se puede ver en una de las jambas de la puerta el hueco para colocar la “mezuzá”. Esto era un pergamino con versos de la Torá que se enrollaba y se colocaba dentro de una caja cilíndrica en la entrada de la casa. La palabra mezuzá significa “jamba”. El pergamino debía ser escrito por un escriba profesional.
En 1321 la comunidad hebrea de Sagunto había solicitado al Rey permiso para levantar un muro que cercara el barrio, a modo de protección y para separarlo de otras zonas.
La calle del Castillo era el límite del barrio por el lado este. Es allí donde se encontraba la puerta principal, la “puerta de la Sangre”. A través de ella se accedía a la Aljama (hoy calle de la Sangre). Esta es la única puerta que se conserva.
En el lado oeste del barrio está la calle del Teatro Romano.
La carnicería estaba en el edificio que hoy ocupa el Museo Histórico. Se construyó en el siglo XIV. En la parte baja se puede ver la estructura como una lonja con las partes que debía de tener la carnicería.
A la entrada del barrio está la “Casa Berenguer” (antigua Aljama). Durante parte de la Edad Media la casa fue la residencia del clavario de la Aljama. Era el responsable económico de la ciudad.
Al lado de la casa, en la Calle de la Sangre Vieja estaba la Sinagoga, de la que no se conserva nada. Se han encontrado restos bajo algunas viviendas de esa calle. La Sinagoga se construyó sobre el podio del Templo de Diana.
Dentro de la Casa Berenguer se pueden ver restos de los baños, “Mikvé”. Era el espacio para los baños rituales. Se trata de una estancia abovedada. Conserva las escaleras de acceso. Se descendía a los baños a través de dos tramos de escaleras de siete escalones cada uno. Había una balsa que recogía las aguas de la lluvia y por medio de una tubería llegaba a los baños.
En las laderas del castillo se han encontrado importantes restos de la necrópolis judía con varios tipos de enterramiento, hasta 69 tumbas de los siglos XIV y XV: hipogeos (bóvedas excavadas en la roca), fosas rupestres y fosas laterales.
Algunos enterramientos se hacían en tierra y otros en panteones.
Los cuerpos se enterraban con la cabeza orientada hacia el sur.
Se han identificado hasta tres zonas, entre la ladera del castillo y el Teatro Romano.
El cementerio judío de Sagunto ocupaba unas cinco hectáreas. Parte de los restos hallados en la necrópolis se pueden ver en el Museo Epigráfico del Castillo.
Otros restos, como láminas de plomo se custodian en el Museo Histórico.
El de Sagunto es el primer cementerio judío visitable en España y la de Sagunto una de las pocas juderías que conserva íntegra la estructura del barrio judío medieval.
Todo ello nos da idea de la tradición judía de la ciudad de Sagunto.
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