Guastavino el Arquitecto valenciano que tuvo muy poco reconocimiento en su tierra llenó de edificios la ciudad de Nueva York. Allí llegaron a construirse más de mil edificios suyos. De todo lo que Guastavino construyó en América, más de la mitad de sus obras se encuentran en Nueva York. Entre otros la Estación Gran Central, el Carnegie Hall y Museo de Historia Natural.

Guastavino fue un gran desconocido en su país hasta hace unos años. La primera referencia a su arquitectura data de 1970. En 2016 se hizo un Documental titulado “El Arquitecto de Nueva York” que obtuvo un premio en el Festival de Cannes.

Sus bóvedas se encuentran en algunos de los edificios más importantes de la arquitectura del XIX y principios del XX. Entre los diez edificios más bellos de Estados Unidos de finales del XIX, ocho son de Guastavino.

Rafael Guastavino, de ascendencia italiana, nació en Valencia en 1842.

Su abuelo paterno había llegado de Italia y se instaló en Valencia como ebanista y constructor de pianos.

Guastavino pasó parte de su infancia muy cerca de la Lonja de la Seda. Las esbeltas columnas del salón de este edificio inspirarían a Guastavino años después para hacer el mercado junto al puente de Queensboro.

Con tan solo 19 años se marchó a Barcelona para estudiar en la Escuela de Maestros de Obras, futura Escuela Superior de Arquitectura. Allí Guastavino perfecciona su técnica de bóveda, la que el arquitecto Puig i Cadafall define como “bóveda catalana”.

Guastavino el arquitecto valenciano, toma el modelo de bóveda tradicional mediterránea, ya realizada por los romanos y muy utilizada por los árabes. La perfecciona rematándola con un acabado cerámico ignifugo. 
El arquitecto registra la patente de un sistema de construcción de techos abovedados, y así Guastavino controla la construcción de bóvedas tabicadas en Barcelona.

guastavino bovedaEste tipo de bóveda representó toda una innovación en la arquitectura de la época, especialmente por su bajo coste y rapidez en la construcción. No se necesitaba cimbra. Utiliza cemento en vez de yeso. Esto era una novedad.

Sabemos muy poco de los proyectos de Guastavino en España.

Guastavino sienta las bases del modernismo catalán. Inspiró a muchos arquitectos, entre ellos a Gaudí.

El tipo de bóveda tabicada diseñada por Guastavino ha sido la base de su éxito y ha pasado a la historia como “bóveda catalana”, después de que el arquitecto Puig i Cadafall la definiera así.

Cuando Guastavino llega a Barcelona hacia 1860, se estaba proyectando el Ensanche y allí hace los primeros edificios en chaflán.

Se especializó en hacer fábricas, diseñó la fábrica Batlló y también el teatro Massa. Este no lo pudo inaugurar porque había estafado a unos inversores con unos pagarés y tuvo que huir de la ciudad. Este hecho dio mucho que hablar en la sociedad catalana de la época. Su mujer avergonzada por la situación se marchó a Argentina juntos a sus dos hijas. Guastavino se quedó solo en Barcelona con su hijo Rafael de nueve años.

En 1881 decide viajar a Nueva York donde llega sin ningún contacto y sin tan siquiera hablar inglés.

La vida de Guastavino según se relata en sus biografías fue un tanto rocambolesca.

Llegó a Nueva York con su hijo de nueve años, con su amante, las dos hijas de esta y los 40.000 dólares que había conseguido con la estafa. Tenía 39 años.

Nueva York en aquellos años estaba en pleno proceso de expansión. No paraban de construirse fábricas, comercios. Sin embargo, había un problema y es que se utilizaba muy a menudo la madera con el consiguiente riesgo de incendios. Fue especialmente trágico el incendio de Chicago de 1871 que destruyó la mayor parte de la ciudad.

Guastavino tenía la solución, las bóvedas de ladrillo.

Guastavino, cuando llega a Nueva york, comienza trabajando como dibujante para una revista hasta que pudo construir su primer edificio con bóveda tabicada o “bóveda catalana”.
 
Ganó el concurso para la construcción del edificio del Progres Club, un club social judío en estilo mudéjar. Al año siguiente construyó una sinagoga.

En 1885 patentó su bóveda. Ahora quedaba lo más difícil, darse a conocer.

En un principio los arquitectos americanos se muestran un poco escépticos y no confían mucho en las bóvedas de Guastavino. Entonces se le ocurre la idea de montar una bóveda en la vía pública. Dos días le bastaron. Sobre ella colocó miles de kilos de lingotes de hierro. Convocó a la prensa y le prendió fuego para demostrar su resistencia.

Tras este experimento Guastavino recibe su primer trabajo importante. Fue con el arquitecto Charles Follen Mackim para la Biblioteca Pública de Boston. Finalizada la obra con gran éxito, Guastavino empezó a recibir muchos encargos.

La bóveda tabicada que utiliza Guastavino permite construir estructuras muy grandes. Consiste en ir uniendo ladrillos por la parte más estrecha. Utiliza un ladrillo muy fino. Era barata, rápida de construir y lo más importante es que era ignifuga.

Guastavino fue el arquitecto valenciano que lograba mejorar los costos y durabilidad.

Necesitaba muchos ladrillos y llevarlos desde España era costoso y requería mucho tiempo. Por ello montó una fábrica para hacerlos en América.

Así nació en 1889 la Guastavino Fireproof Construction Company su gran negocio, con el que hizo una verdadera fortuna. La empresa la heredaría su hijo también arquitecto y funcionó hasta mediados del siglo XX. Llegó a tener 12 oficinas en todo el país.

Hicieron todo tipo de edificios: oficinas, rascacielos, bibliotecas, museos, iglesias.

El jefe de obras de la Compañía era un irlandés, Elías Disney (padre de Walt Disney).

Guastavino creó un registro de patentes, para garantizar la exclusividad de su técnica. Su patente más importante fue la de la llamada “bóveda catalana”.

La Guastavino Company construyó otra fábrica, la de cerámica.

Consiguió un total de 24 patentes de construcción y muchísimos proyectos.

Muchas de las bóvedas de Guastavino, sin embargo, se han hecho en edificios diseñados por otro arquitecto, por lo que no llevan la firma del valenciano.

Una de las grandes innovaciones arquitectónicas que proponía Guastavino, además de la bóveda de ladrillo, consistía en el uso de refuerzos metálicos. Utilizaba como materiales el cemento portland que es mucho más sólido y resistente al agua.

Por otro lado, consiguió mejorar la acústica de los edificios haciendo unos ladrillos especiales con más capacidad para absorber el sonido.
 
En la Exposición Universal de Chicago de 1893 hizo una réplica de la Lonja de Valencia.

Entre sus obras en Norte América están:

  • La Biblioteca de Boston, 
  • Museo Nacional de Historia Natural, 
  • La Corte Suprema de los Estados Unidos. 
  • La Capilla de la Universidad de Columbia, 
  • La bóveda de la Catedral de San Juan el Divino 
  • Estación de Metro del Ayuntamiento de Nueva York
  • Iglesia de San Vicente Ferrer en Nueva York.
  • Edificio de registro de inmigrantes de Ellis Island

Una de sus obras más emblemáticas son las bóvedas del puente de Queensboro en Nueva York que conecta Manhattan con Queens. Estamos acostumbrados a ver la imagen del puente en muchas películas, entre otras “Manhattan” de Woody Allen.

Cuando se inauguró en 1909 era el puente en voladizo más largo del mundo. La parte inferior del puente está cubierta por las bóvedas de Guastavino.

guastavino oyster barOtra de las obras más conocidas de Guastavino es la Estación Gran Central de Nueva York, la más grande de los Estados Unidos.

En 1963 estuvo a punto de ser derribada de la misma manera que se había destruido la Estación de Pensilvania. Fue decisiva la intervención de Jacquie Kennedy, quien presentó una fuerte resistencia. Ella lideró una campaña que acabó en el Tribunal Supremo y fue resuelto en 1978. Se consiguió evitar el derribo de la emblemática estación.

Dentro de la Estación Gran Central, es especialmente famosa la “galería de los susurros” donde dos personas pueden tener una conversación de columna a columna sin alzar la voz.

El Oyster Bar, en el sótano de la misma estación con sus bellísimos techos tabicados, fue en su origen una de las salas de espera de la estación y hoy es un prestigioso restaurante.

Guastavino, gran arquitecto valenciano, participó en la construcción de cinco Capitolios de Estado: Nebraska, Minnesota, Luisiana. Además de diez estaciones de tren, numerosos museos, veinte edificios de Universidades, capilla de Saint Paul de la Universidad de Columbia y más de cien iglesias.
 
Todas las universidades de prestigio de América tienen bóvedas de Guastavino: Columbia, Harvard, West Point, Chicago, Carolina del Norte.

Sin embargo, muchos edificios de Guastavino sucumbieron a las reformas que se llevaron a cabo en los años 60 del siglo pasado. Se derribaron muchos edificios suyos, entre otros, las cocheras de la joyería Tiffany, el primer hotel Ritz-Carlton o los baños públicos de la calle 28 en el barrio de Chelsea.

 Guastavino fue enterrado en la Basílica de San Lorenzo en Asheville donde no solamente diseñó las bóvedas, sino que pagó por la construcción de la Basílica.
En Guastavino se cumple una vez más el dicho de que “nadie es profeta en su tierra”.

Triunfó en América y el New York Times, cuando murió en 1908 lo define como el Arquitecto de Nueva York. Allí sin duda con Guastavino se escribió una página importante de la Arquitectura de Norte América.

En 1912 Guastavino hijo decide volver a Valencia. Después de unos meses quiere regresar a los Estados Unidos y compran un billete en el Titanic, pero no llegaron a tiempo de coger el barco.

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