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La Pesca en la Albufera de Valencia. Historia y datos de interés
La actividad de la pesca en la Albufera de Valencia fue legalmente reconocida en el año 1250. De ese año data el primer documento sobre el aprovechamiento pesquero del lago. Este privilegio fue respetado sucesivamente por todos los Reyes de la Corona de Aragón.
Una placa de cerámica sobre la fachada del edificio de la Comunidad de Pescadores del Palmar nos recuerda su origen: “Fundada el 10 de septiembre de 1250 por privilegio concedido por el Rey Don Jaime I El Conquistador”.
En aquel tiempo lo que hoy es El Palmar era una pedanía del barrio de Ruzafa y fueron algunos habitantes de este barrio quienes primero se instalaron en El Palmar con la finalidad de no tener que ir a diario para realizar las tareas de pesca.
En sus orígenes El Palmar era una tierra con abundantes plantas de palmitos, de ahí procede su nombre. Después de la Reconquista Jaime I otorgó derecho de pesca también a los ciudadanos de Catarroja y Silla. Los pescadores, a cambio de hacer uso de las aguas del lago, debían tributar con una quinta parte de las capturas realizadas. El propietario único de la Albufera era La Corona de Aragón.
El Palmar tiene lonja propia y es la única de toda la Albufera. De los 400 pescadores que forman parte de la comunidad de pescadores, solamente unos 160 viven habitualmente de la pesca.
Hasta principios del siglo XX la pesca en la Albufera se regía por las reales ordenanzas dadas en el siglo XIII. Durante muchos años y a falta de jurisdicción propia, fueron muchos los problemas que enfrentaron a los pescadores y debían ser resueltos por la Junta de Capítulos, institución que se había creado expresamente con este fin.
A lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX los privilegios sobre la pesca se fueron consolidando en torno a los habitantes del Palmar que van consiguiendo la exclusividad sobre los derechos de pesca dentro del lago. Esto entra en conflicto con los intereses de otras poblaciones limítrofes. Por ello se crean unas disposiciones reales y serán los jurados y consejeros de cada comunidad de pescadores quienes regulen los derechos sobre la pesca.
A partir de 1867 la Comunidad de Pescadores del Palmar empieza a trabajar de forma más organizada. Se establecen las normas de cómo y cuándo se debe pescar. Por otro lado, los tributos que hasta entonces se daban en especies, se harán en metálico. Es entonces cuando se crea el sorteo de “redolins” con el fin de repartir de una forma justa los puestos de pesca. Se llaman redolins a las zonas de pesca asignadas a cada pescador. Cada uno de ellos está identificado con un símbolo. Todos los pescadores de la Comunidad se sabían de memoria estos símbolos.
Antiguamente existían 104 redolins. En la actualidad se sortean solamente 69 puestos. Los redolins no utilizados se pueden asignar, pagando un canon, a la Comunidad de Pescadores del Palmar, siguiendo un estricto protocolo de cientos de años de antigüedad.
El pescador que resultaba menos agraciado en el sorteo era el encargado de pesar diariamente las capturas de los demás y tenía derecho a una décima parte de lo pescado.
La pesca en la Albufera. era entonces el único sustento de muchas familias, por ello todos optan a conseguir los mejores puestos de pesca. El día del sorteo las familias se vestían con sus mejores galas y preparaban las mejores paellas con los pollos y patos criados en los corrales de la casa y guardados especialmente para ese día.
El escritor Vicente Blasco Ibáñez en su novela “Cañas y Barro”, hace mención a este sistema de pesca, relatando lo importante que era para los pescadores, insinuando una cierta rivalidad entre estos por optar a las mejores zonas de pesca. Al fin y al cabo de esto dependía su economía.
Así lo describe Blasco Ibáñez en su novela “Cañas y Barro” (1902):
"El segundo domingo de Julio era para el Palmar el día más importante del año. Se sorteaban los redolins, los puestos de pesca de la Albufera y sus canales, entre los vecinos del Palmar … Todos hablaban del próximo sorteo con la emoción temblorosa del que confía su porvenir al azar. Antes de una hora iba a decidirse para cada uno la miseria de un año o la abundancia. En los corrillos se hablaba de los seis primeros puestos, de los seis redolins mejores, los únicos que podían hacer rico a un pescador, y que correspondían a los seis primeros nombres que salían de la bolsa. Eran los puestos de la Sequiota, o los inmediatos a ella."
Una fecha importante para la Albufera fue el año 1911, cuando Las Cortes españolas aprueban la cesión del lago y la Dehesa de la Albufera al Ayuntamiento de Valencia, con la obligación de respetar todos los derechos adquiridos. Este acuerdo fue ratificado mediante acta en 1927.
Pocos años antes, en 1906 el Rey Alfonso XIII había participado en unas jornadas de caza en la Albufera, fue unos meses antes de contraer matrimonio con Victoria Eugenia.
Hoy los derechos de pesca en la Albufera están administrados por el Ayuntamiento de Valencia. Sin embargo, la organización de la cofradía es autogestionada y democrática. La Comunidad de Pescadores paga al Ayuntamiento de Valencia un impuesto por hacer uso del lago.
A lo largo de los años la Comunidad de Pescadores del Palmar ha sabido mantener la organización tradicional independientemente de los gobiernos de distinto signo que haya habido. Se rige por una “Junta General” que acuerda las normas de la comunidad.
Las Juntas resuelven sobre varios temas: problemas con nuevas especies, zonas de veda, cuando renunciar a la pesca de una especie por otra, restricciones en los cupos de pesca, normas de herencia.
Una de las funciones que cumplen es el sorteo anual de los “redolins”. Este sorteo solía celebrarse en la parroquia de San Andrés del barrio de Ruzafa. Actualmente tiene lugar en la Cofradía de Pescadores del Palmar el segundo domingo del mes de julio.
Tradicionalmente sólo los varones tenían derecho a pescar en el lago, “La Comunidad de Pescadores la conforman todos los hijos de un patrón inscritos como socios”. En 1977 un colectivo de mujeres interpuso una demanda reivindicando su derecho a la pesca. Esto tuvo una gran repercusión mediática.
La administración intervino para que se incluyera a la mujer en la comunidad de pescadores.
En 1998 la Justicia falló a su favor. De manera que cualquier hombre o mujer, mayor de 16 años descendiente directo de pescador, tiene derecho a la pesca, siempre que se abone la cantidad anual estipulada.
La actividad pesquera ha sido determinante en el desarrollo de los pueblos de la Albufera, especialmente del Palmar, con un modelo de gestión comunitaria.
La Comunidad de Pescadores además de velar por los temas relativos a la pesca y su comercialización, también se ha ocupado de temas sociales como el pago médico, pago al cura párroco, escuela, local para la alcaldía. Actualmente la escuela está cerrada y los niños acuden a los centros del Saler o de Valencia.
La Cofradía cedió una casa para que residiera el médico. En caso de emergencia y a falta de ambulancia, se utilizaba el coche de la Comunidad para trasladar al enfermo. La Cofradía tenía acordado un Organismo de Socorros Mutuos en la comunidad para atender mediante pensiones las necesidades económicas de viudas de pescadores, jubilados, o personas discapacitadas. Estas personas también se beneficiaban de un porcentaje del total de la pesca anual.
Asimismo, tenían también un terreno adquirido destinado a lavadero donde se podía lavar la ropa con agua extraída del pozo. Hoy en su lugar está la Alcaldía.
El cementerio municipal y la Iglesia se construyeron con los fondos de la Cofradía.
Por la gran labor social que cumplió, la Comunidad de Pescadores del Palmar era considerada la “mare del poble”.
La Cofradía de Pescadores ha desempeñado las funciones del Ayuntamiento al contar con recursos económicos que les permitían invertir en cosas de interés comunitario.
El Palmar, a pesar de su cercanía con Valencia, es una pedanía. Cuenta con una población de 800 habitantes.
Organiza sus propias fiestas. Es especialmente popular la Fiesta del Cristo de la Salud se celebra en la última semana de Julio y primeros días de Agosto. El cuatro de Agosto es el día más importante. Se hace una procesión con el Cristo de la Salud acompañado de gran número de barcas. Hacen un recorrido por la Albufera y se detienen en el centro del lago para honrar la imagen del Cristo entonando una serie de cantos. Cuando la comitiva llega a tierra, acompañan en procesión al Cristo hasta la ermita. Es esta una fiesta de gran tradición en la que los pescadores pretendían pedir protección a la imagen de Cristo para obtener buenos frutos de la pesca y buenas cosechas en sus campos.
Actualmente hay tres comunidades de pescadores: Catarroja, Silla y El Palmar. Solo la del Palmar se dedica a la pesca de forma profesional y comercial.
De la abundancia de la pesca de anguilas, deriva uno de los platos “estrella” en la gastronomía de la zona, las anguilas “all i pebre”, hecho a base de anguilas, ajos y pimentón.
La paella tiene su origen en la Albufera y era el plato diario que cocinaban las gentes del lugar cuando empezaron a desarrollar el cultivo del arroz. Se buscaba una comida económica para lo que se utilizaban los ingredientes que tenían en casa.
Recientemente, en 2016 la Generalitat Valenciana ha reconocido la pesca artesanal de la Albufera y la navegación a Vela Latina Bien Inmaterial de Interés Cultural. La superficie del espacio protegido ocupa unas 21.000 hectáreas y afecta a 13 municipios.
En las últimas décadas del siglo XX la actividad pesquera del lago entró en crisis. Por un lado, se ha visto seriamente afectada por la proliferación de fábricas y de industrias en las zonas limítrofes. Esto ha repercutido en la calidad de las aguas del lago y por consiguiente en la merma de la pesca.
Se han hecho y se siguen haciendo grandes esfuerzos para controlar el vertido de aguas con la finalidad de preservar el lago en sus mejores condiciones. El declive ecológico de la Albufera ha contribuido a reducir considerablemente la actividad pesquera. Esto se debe a varias causas:
- Con el mayor desarrollo del cultivo del arroz en los años 70, la pesca deja de ser rentable.
- Los problemas derivados de la putrefacción de los rastrojos del arroz provocan la falta de oxígeno en el agua.
- Las numerosas especies de aves que se alimentan de peces del lago.
Hace muchos años, hasta mediados de los 60 del siglo XX las aguas del lago eran cristalinas y totalmente potables, se podían incluso beber.
A mediados del siglo pasado se pescaban unos 100.000 kg de anguilas y lubinas al año. Actualmente si la cosa se da bien, se pueden conseguir 3.500 kilos.
Uno de los problemas que tiene el lago para la pesca, es la escasa profundidad debido a la acumulación de sedimentos. En este sentido, se han propuesto más acciones de dragado.
La anguila sigue siendo hoy el producto más codiciado, aunque ya no se pesque tanto. Otras especies propias del lago son las llisas, yobarro, percas. En otro tiempo también abundaron las gambas.
Tanto las anguilas como las llisas conviven en aguas dulces y saladas. Entran y salen de la Albufera entre los meses de octubre a marzo.
En cuanto a las artes de pesca empleadas, siguen en uso las tradicionales como el “redolí”, que data de los tiempos de Jaime I. Otro modo de pesca es el “involant” que no tiene un lugar fijo y se practica en todo el lago, utilizando diversos aparejos como las cañas y nasas.
Se solía alternar la economía de la pesca con la agricultura. Durante el invierno, entre octubre y marzo, el trabajo en los arrozales se reducía, ya que era el momento en que los campos estaban inundados, entonces los habitantes de la Albufera se dedicaban a la pesca. Mientras que en primavera y verano se requería más mano de obra en el campo.
La pesca de la Albufera está gestionada por la Comunidad de Pescadores del Palmar. En sus tiempos de bonanza esta institución veló por los intereses y desarrollo económico del pueblo proporcionando una serie de servicios.
La Comunidad de pescadores del Palmar ha sido “la voz del lago” para conseguir que la administración se interese e intervenga en la protección del ecosistema acuático natural.
Junto con el Tribunal de las Aguas, La Comunidad de Pescadores del Palmar es la Institución de Derecho Consuetudinario más antigua de Valencia. Jaime I al concederles el privilegio de la pesca en 1250, asume costumbres no escritas que ya estaban establecidas. Esta institución ha sido clave para el desarrollo económico y social del pueblo.
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