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El Paseo de la Alameda, su historia. Valencia en el recuerdo
A finales del XVIII y parte del XIX, el Paseo de la Alameda se convirtió en un lugar de moda. Era frecuente ver los carruajes en los que la burguesía valenciana gustaba pasear.
Otros preferían caminar por la avenida, luciendo sus trajes de domingo. Muchos iban a ver y otros a dejarse ver. El paseo de la Alemeda hoy es una avenida ancha de tráfico denso.
Quedan todavía algunas reminiscencias de aquel paseo elegante que fue. Ahí tenemos las dos torres que flanquean el Paseo en cada uno de sus extremos. Igualmente, las dos fuentes, recientemente pintadas, lucen un color blanco crema. El templete de forma octogonal donde era habitual escuchar algún concierto. Incluso se llegaron a celebrar corridas de toros.
En el siglo XVI el paseo era conocido como el Prado del Real, y estaba muy próximo al Palacio Real. Era en realidad, parte del camino que llegaba desde la zona del Grao al Palacio Real. Por su proximidad al rio era una zona muy húmeda e insalubre.
En el siglo XVII se empezaron a plantar una serie de árboles, sobre todo álamos, y así empezó a llamarse Paseo de la Alameda. En un principio la estructura de la calle constaba de dos vías de 15m de anchura y 800m de largo.
A principios del siglo XVIII y después de la Guerra de Sucesión se empezó a acondicionar el paseo, creando un jardín de estilo francés.
En 1714 se construyeron las dos Torres del Paseo, una es la de San Felipe, próxima a los Jardines de Viveros y la otra la de San Jaime en el extremo opuesto. Las torres están rematadas por una pequeña cúpula de tejas vidriadas azules. Las dos torres se proyectaron al principio de la Avenida, muy cerca del Palacio Real donde residían los virreyes de Valencia. Se pensaron como torres de vigilancia y para habitación de los guardias. Siguen la línea estilística de las construcciones de los Austrias. Posteriormente se utilizarían para alojar a los arrendatarios de las huertas que había en la zona. Muy cerca de las Torres estaba la Ermita de la Soledad, hoy desaparecida.
En el siglo XVIII el Paseo de la Alameda era una avenida de 800 m de longitud con dos calles de 100m de ancho para el paso de carruajes. Estas calles estaban separadas por una tercera destinada a viandantes.
Otro elemento emblemático de la Alameda son las dos fuentes. Una es la de las Cuatro Estaciones, instalada en 1863, copia de la que hay en la Plaza de Perroux en París. La otra es la fuente de los Cuatro Elementos de 1832, esta se había colocado en principio en la Plaza del Mercado y con motivo de la Feria de Julio de 1878 fue trasladada a la Alameda junto al Puente del Mar. En 1933 la fuente se colocó en su lugar actual, junto a la Plaza de Zaragoza. Los cuatro surtidores con forma de niño se colocaron en este momento.
Durante la Guerra de la Independencia la Alameda sufrió graves daños, muchas de las esculturas fueron arrancadas y destruidas. Una vez tomada la ciudad por los franceses, el mariscal Suchet ordenó la replantación de árboles.
Los álamos son árboles muy longevos, pueden vivir hasta 400 años. Llegan a alcanzar 30 metros de altura y la frondosidad de su copa proporciona mucha sombra. La esbeltez de estos árboles hizo que se eligieran para embellecer el paseo. Además, la proximidad del río garantizaba la humedad que necesitaban para mantenerse en buen estado.
Una leyenda que se remonta a la antigua Grecia relata que el dios Hades (rey del mundo de los muertos) se enamoró de una joven llamada Leuca y que de su relación surgió el álamo, símbolo del amor.
En 1932 el arquitecto Javier Goerlich diseñó un proyecto de ampliación del Paseo de la Alameda desde el Puente del Real hasta el Puente de Aragón dándole una longitud de un kilómetro.
A partir del siglo XIX empezó a organizarse la Feria de Julio. El objetivo era retrasar la salida de las familias valencianas que, huyendo de los calores del verano, se trasladaban a las residencias que tenían fuera de la ciudad. El Ayuntamiento iba organizando una serie de actividades, muchas de las cuales tenían lugar en la Alameda. De esta manera este emblemático paseo se convirtió a finales del XIX en el escenario de muchos actos, el más importante, la Batalla de Flores, que se sigue celebrando hoy y que pone el broche de oro a todos los actos de la Feria de Julio.
Ya en el siglo XX y con motivo de la Exposición Regional de 1909, en el entorno del paseo de la Alameda se construyeron todos los Palacios que dieron cabida a la exposición y donde se mostró toda la riqueza de la arquitectura modernista del momento. Lástima que se desmontaran una vez finalizado el evento. Fue aquí, muy cerca del puente del Mar donde se estrenó el Himno Regional compuesto por el Maestro Serrano y Maximiliano Thous.
De los muchos Palacios que se construyeron en la zona de la Alameda, merece una especial mención el Palacio de Ripalda, construido a modo de un castillo medieval, un edificio que llamaba la atención entre todos los demás. Fue construido en 1891 cumpliendo el deseo de la Condesa de Ripalda. Al enviudar se había convertido en una de las personas más influyentes de la sociedad valenciana. En su lugar se construyó a finales de los años 60 el edificio de La Pagoda diseñado por los arquitectos Jose Antonio Vidal y José Vives
A pesar de que fueron los álamos los que dieron nombre al Paseo, hoy queda tan solo uno. En un principio se habían plantado tres hileras de álamos.
El álamo es un árbol con una copa densa, a veces puede alcanzar los 20 metros de diámetro. Imaginamos la sombra extensísima que proporcionaron al paseo en los mejores tiempos.
Pero no solamente había álamos, también dos hileras de chopos, así como pinos y palmeras. Eran otros tiempos.
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