Desde los tiempos más antiguos, el hombre se valía de elementos como la piedra, el metal, la madera para expresar aquello que deseaba o necesitaba. En los últimos años se ha ido imponiendo cada vez con mayor fuerza la comunicación telemática. Nos comunicamos a través del correo electrónico, tecleamos mensajes en nuestros portátiles y el uso del papel ha quedado relegado. Incluso la lectura de muchos libros se hace de forma electrónica.

El papel en Valencia tiene su origen en Játiva, la primera ciudad de Europa donde hubo una fábrica de papel.

La palabra papel deriva de latín “papyrus”. Es una hoja muy delgada que se hace a partir de fibras vegetales, que luego son molidas, blanqueadas y diluidas en agua. Esta materia vegetal puede proceder de la madera, paja, lino, cáñamo, arroz, u otros.

Los chinos inventaron el papel hacia el año 105 d.C. utilizando la paja de arroz y otras fibras vegetales.  Esto fue decisivo para tener una memoria escrita de la historia.

Anteriormente y a falta de otros medios, el hombre utilizaba otros soportes como el papiro, de origen egipcio, o el pergamino.

El uso del pergamino fue el más habitual a partir de la época greco-romana. Debido a lo costoso del material, los copistas del siglo VIII reutilizaban los pergaminos, borrándolos y escribiendo encima.

Al igual que hicieron con muchas otras cosas, los chinos mantuvieron en secreto el método para conseguir el papel. Fueron unos monjes budistas quienes a través de Corea llevaron el papel a Japón y desde allí se expande hacia Europa a través de La Ruta de la Seda.

De los prisioneros capturados por los árabes en Samarcanda el año 750, consiguieron que les revelaran el “secreto” del papel. A partir de entonces los árabes comienzan su difusión por Occidente y también introdujeron algunos avances importantes en la fabricación de papel, como la utilización de la energía hidráulica, el blanqueo de las fibras con cal y el empleo de la cola arábiga o engrudo de almidón.

Gran parte de la cultura clásica llegó a Europa a través del papel árabe. Utilizaban como materia prima el lino, cáñamo y ramio.

Estos materiales se trituraban y se dejaban macerar en agua obteniendo así una pasta llamada pulpa. Esta se depositaba en un gran recipiente, la tina. Finalmente se introducía la forma que iba recogiendo parte de las fibras depositadas en la tina.

La forma era un marco de madera con un tejido de alambres dispuestos de forma horizontal y vertical. Al introducir la forma en la tina y tras un leve movimiento, los tejidos metálicos iban reteniendo parte de las fibras de la pasta.

A partir del siglo XIII se introduce un cambio importante en la fabricación de papel: la filigrana. En los hilos metálicos de la forma se cosía una figura que podía ser una cruz, un escudo, una letra o cualquier otra cosa. Tras introducir la forma en la tina, ésta figura quedaba reflejada en el papel y se podía ver al trasluz. Esto era en realidad, la “marca” del fabricante y se conoce como “filigrana” o “marca de agua”.

Las filigranas al ser realizadas de una forma totalmente manual, resultaba bastante difícil que hubiera dos exactamente iguales, aunque salieran del mismo fabricante. Esto hacía único al documento que las llevaba. El descubrimiento de la técnica de la filigrana tuvo lugar en Italia. Es por ello, que a partir del siglo XIII el papel procedente de las fábricas italianas va a tener mucha más demanda en perjuicio del papel de Játiva. 

En lo que respecta a la industria del papel en Valencia, Játiva tiene el “honor” de haber sido la primera ciudad de Europa donde hubo una fábrica de papel. Nos remontamos al año 1144. Así lo relató el historiador árabe “El Idrisí”: “Játiva es una bonita villa con castillos, se fabrica papel como no se encuentra otro en el mundo. Se expide en Oriente y en Occidente”.

Sin embargo, el primer escrito en papel es el “Misal mozárabe” del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Documento datado en una fecha anterior al año 1036, fecha en la que el rito mozárabe es sustituido por el gregoriano.

Tras la conquista de Jaime I en el siglo XIII, Játiva abasteció de papel a otras ciudades del Reino de Aragón. En un principio y con la finalidad de apoyar a los fabricantes de papel de Xativa, todos los documentos reales del Reino se hacían con el papel de esta ciudad. Jaime I concedió a los fabricantes de papel setabenses una serie de privilegios y llegó a prohibir la fabricación de papel fuera de la “aljama” de Játiva. La mano de obra era en su mayoría árabe. Se trataba de pequeños artesanos independientes que trabajaban en sus propias casas. El papel que obtenían tenía unas determinadas características: era bastante grueso, verjurado irregular, encolado vegetal a partir del almidón. Ausencia de marcas de agua.

Por esta razón, y a medida que se extienden los dominios del Reino y comienzan las relaciones con Italia, se extiende más el uso del papel italiano, considerado de mejor calidad, de menor grosor y más barato. Se valoraba especialmente por la filigrana o marca de agua.

El primer libro hecho con papel de Jativa es el “llibre del repartiment”, en donde consta el reparto de tierras y bienes que Jaime I hizo tras la reconquista de Valencia en 1238 y también la hoja del Archivo de la Colegiata de Jativa.

El registro de “los justicias valencians”, del siglo XIII y XIV constituye el fondo más antiguo en papel conservado en el Reino de Valencia. El “justicia” valenciano era el máximo responsable en la resolución de temas jurídicos, tanto civiles como criminales o penales. Administraban justicia en nombre del rey.

Algunos setabenses viendo el auge que alcanzaba la producción de papel, realizaron viajes a Marruecos para adquirir más conocimientos. Testimonio de esto es el hecho de que algunos marroquíes todavía en el día de hoy lleven en su apellido el nombre “Al-Shatibí”, que quiere decir el de Xativa.  Por otro lado, en la ciudad de Fez hay un barrio que se llama “Al Shatibí”.

En Marruecos se conservan ocho tomos de un Corán escrito en el siglo XIII con papel de Xativa, se encuentran en la Biblioteca de Ybn Yussuf en Marrakech. 

Antes de la invención de la imprenta el uso del papel era restringido y se alternaba con el pergamino. Sin embargo, con la imprenta a partir de 1470, su utilización se incrementa notablemente y llega a producirse un problema por la falta de materia prima. La posibilidad de imprimir libros con cierta rapidez favorece la expansión de la cultura, y esto crea una gran demanda de papel.

Se utilizaba habitualmente la fibra textil, paja de arroz, lino, cáñamo. Habría que esperar a finales del XVIII y principios del XIX para encontrar un material alternativo para obtener la pasta de papel: la madera.

Últimamente se vuelve a reivindicar la utilización de cáñamo por la protección del medio ambiente. Ya que es una planta de fácil cultivo, no requiere pesticidas y proporciona mucha fibra.

En aquéllos primeros años de la imprenta, los impresores iban de una ciudad a otra en busca de clientes, el principal era la Iglesia. Una vez finalizado su trabajo se desplazaban a otro lugar.

Probablemente uno de estos impresores ambulantes llegó a Segovia el año 1472 requerido por el obispo para realizar un trabajo: “El Sinodal de Aguilafuente”, lo que algunos historiadores sostienen que fue el primer libro impreso. Sin embargo, este escrito no puede considerarse una obra literaria, por su forma y contenido. Por otro lado, en ese momento no se creó una imprenta propiamente dicha en la ciudad.

El primer libro literario que se imprimió en España fue en Valencia el año 1474. El título es “Les obres o trobes en lahors de la Verge María”. Es un libro de poesía escrito en valenciano.

El impresor Lambert Lamart, de origen alemán, había decidido instalarse en Valencia donde creó la primera imprenta el año 1474, concretamente en el Barrio del Carmen, junto al Portal de la Valldigna. Y fue allí donde se imprimió este libro, considerado la obra literaria más antigua de España.

En la misma imprenta, en el año 1478 se imprimió la primera traducción de la Biblia del latín al castellano. Era la Biblia de Fray Bonifacio Ferrer, hermano de San Vicente.

A finales del siglo XV Valencia tenía ya más de cien libros impresos.

El siglo XV puso a Valencia en el centro de la cultura, del arte, y también de las letras.

Sin embargo, en el siglo XVI hubo una importante crisis en la industria papelera setabense, debido por un lado a la revuelta de las Germanías, y posteriormente tras la expulsión árabe decretada el año 1609, la situación de la industria empeoró todavía más. La mano de obra era mayoritariamente islámica y muchas fábricas quedaron desabastecidas.

Lamentablemente gran parte de la documentación sobre la industria del papel en Xativa, igual que muchos otros documentos, se perdieron con el incendio que por orden de Felipe V arrasó toda la población de Xativa tras la Batalla de Almansa en 1707.

Valencia cuenta con uno de los mejores museos de Europa dedicados a la imprenta y artes gráficas. Se encuentra a unos 7 km de la ciudad en el Monasterio Santa María del Puig.

En este museo se puede ver una copia exacta de la Imprenta de Gutenberg.

El Museo hace un recorrido desde los orígenes de la imprenta hasta nuestros días.

Antes de la invención de la imprenta la transcripción de los libros era manual, y este era un trabajo que realizaban los monjes. Uno de los espacios más interesantes es el dedicado a los libros, con 62 incunables, entre los que se encuentra “La Tragicomedia de Calixto y Melibea y de la vieja Celestina” de Fernando Rojas, impreso en Valencia en 1514

Están también los facsímiles del libro de Los Fueros (1482), de la Imprenta de Lambart, el del Consulado del Mar de 1484

El recorrido por el museo finaliza con una muestra serigráfica de arte contemporáneo de artistas como Joaquín Michavila, Andreu Alfaro, Antonio Tapies, Eusebio Sempere,

Valencia está hermanada con la ciudad de Maguncia, que fue el lugar de nacimiento de Gutenberg.

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