La Mancebía de Valencia estuvo considerada como una de las mejores de Europa. Así lo relataron numerosos viajeros que pasaron por la ciudad y la visitaron.

Se detalla uno de estos comentarios: "La prostitución en el Partit, Bordell, estuvo en tiempos forales bien reglamentada por la Ciudad y los privilegios concedidos por los monarcas en orden a su buen funcionamiento, control sanitario, y medidas de reinserción social como correspondía a la grandeza de una Valencia foral, ejemplar en muchos aspectos…"

Fue fundada en 1321 por Jaime II. En un principio se estableció en los arrabales de la muralla árabe, en el entorno de la actual Calle Corona, Calle Alta, Ripalda, Centro de la Beneficencia, Portal Nou.

Si bien la construcción de la muralla cristiana en el siglo XIV, hizo que el burdel quedara integrado dentro de la ciudad, lo que provocaba no pocos escándalos y molestias, especialmente a las gentes que debían entrar a la ciudad atravesando la puerta de la muralla que lindaba con el prostíbulo, y por tanto tenían que cruzarlo totalmente para entrar en Valencia. Por ello, en el siglo XV, en tiempos de Alfonso el Magnánimo, se propuso el aislamiento de la mancebía con la construcción de un muro tapiado, y con una única puerta de acceso.

Los límites de la mancebía estaban bajo la jurisdicción de la Corona de Aragón, representada por los Jurados de la ciudad. Estos establecen una serie de normas:

  • Se prohíbe ejercer la prostitución durante la Cuaresma, Semana Santa, y otras fechas religiosas señaladas, como la Navidad, Asunción, Corpus. En esos días las prostitutas eran llevadas a la Casa de las Arrepentidas (Convento de San Gregorio). Se aprovechaba entonces para intentar “convencerlas” de que dejaran el oficio. Si alguna efectivamente lo abandonaba, se las dotaba con una cierta cantidad de dinero para que pudieran rehacer su vida y casarse.
  • Durante el tiempo de Cuaresma se cerraba el burdel, que por otro lado, estaba abierto todo el año.
  • Se consentía el ejercicio de la prostitución también en domingo, aunque respetando los horarios de los oficios religiosos. Durante la celebración de la Misa, de obligada asistencia para todos los cristianos, las prostitutas no podían trabajar.
  • Estaba totalmente prohibida la entrada a la mancebía a judíos y musulmanes. En caso de saltarse esta norma, los castigos eran muy severos.
  • A las prostitutas no se les permitía ni ejercer, ni vivir fuera de la mancebía, así quedó establecido por Ley en 1488 “las mujeres que vivan de ganancias vergonzosas no puedan permanecer ni habitar en ningún lugar de la ciudad, excepto en el Lupanar.
  • Se regulan tanto los precios que debían pagarse a los hostaleros o propietarios de las casas, como también velar por el control sanitario.
  • Se obliga a las prostitutas a pasar semanalmente un control médico, a fin de detectar posibles enfermedades y poder tratarlas.

Había una persona encargada de vigilar por el orden, este era el llamado “Rey Arlot”. Cuidaba de que la mancebía se cerrase y abriese a las horas establecidas, acompañaba a las prostitutas a la Iglesia los días de Fiesta para asistir a la Misa, también las acompañaba a ver las procesiones en días señalados. Sin embargo, los abusos cometidos por este personaje llevaron al rey Pedro IV a sustituirlo en 1338 por otro funcionario, “el Regente del Burdel”, que dependía directamente del Justicia Criminal.

En 1345 se acuerda la construcción de una casa para acoger a las prostitutas que abandonasen la profesión, este edificio fue conocido como la “Casa de las Arrepentidas”, luego se convertiría en el Convento de San Gregorio (calle de San Vicente, actualmente Teatro Olympia).

En 1453 el rey Juan II de Aragón firmó un privilegio: “Salvaguarda del Bordell”, por el que los habitantes de la mancebía quedan bajo la protección real y se encarga al Justicia Criminal velar por el orden y la seguridad del barrio. Es entonces cuando se coloca a la puerta del burdel una horca, como advertencia a aquellos que vinieran a delinquir o no cumplir con la ley.

Cada casa de la mancebía estaba regida por un hombre, el hostelero, que dependía del Rey Arlot. Las casas eran de un solo piso, con huerto en la parte posterior. Las fachadas se solían adornar con flores y sobre la puerta se colocaba al atardecer un pequeño farolillo de colores.

A la puerta del burdel, el guardia recogía armas y bastones de todos aquellos que entraban, y les eran devueltos cuando lo abandonaban.

La mancebía de Valencia era muy reconocida. Decían algunos viajeros refiriéndose a las prostitutas: "son las más bellas, elegantes y hermosas que se conozca, porque los tejidos son de oro y seda bordada con oro y plata y el terciopelo carmesí"

Hay que tener en cuenta que el s. XV Valencia es un importante centro cultural, económico, comercial, es parte de un Reino que está en plena expansión en el Mediterráneo. En aquella época, Valencia llegó a ser la segunda ciudad más poblada de España con 75.000 habitantes. La mancebía de Valencia tuvo también entonces un momento álgido.

En el año 1677 el rey Carlos II ordena el cierre del burdel. El terreno que ocupaba es adquirido por el Convento del Carmen. Después de la Desamortización de Mendizábal de 1835, parte de los solares son adquiridos por particulares, y poco a poco va cambiando la morfología del barrio con la construcción de viviendas, trazado de calles nuevas.

La prostitución de Valencia queda entonces dispersa por otros lugares, como el Barrio de Pescadores (actual zona de Correos) o la zona de Velluters.

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