El Jardín de Gulliver es quizás uno de los lugares más emblemáticos de los casi 9km de longitud que tienen los jardines del Turia en Valencia.

Una enorme figura tumbada a lo largo del viejo cauce y con una serie de toboganes que hacen las delicias de pequeños y mayores.

Sin embargo hay algo curioso en esta figura instalada en el Jardín de Gulliver, y es que nació en el taller de un artista fallero! Sí, eso es, la creó el artista fallero Manolo Martin.

Todo empezó cuando en 1986 el arquitecto municipal Rafael Rivera recibe el encargo de realizar un parque para que jugaran los niños. Se le ocurrió crear la gran figura inspirada en el cuento de Jonathan Swift, “los viajes de Gulliver”. Una figura de 30m.

El problema era llevar a cabo el proyecto, ya que ningún escultor parecía dispuesto a realizarla. El arquitecto entra en contacto con el artista fallero Manolo Martin.

Hubo que salvar muchos obstáculos antes de ver la gran obra instalada en los jardines del Turia, tal y como hoy la vemos como la "Figura tumbada de Gulliver".

Debido a su gran tamaño y al elevado coste, Valencia en un principio rechazó la obra y se iniciaron negociaciones para venderla a otras ciudades interesadas, una de ellas Barcelona, que en aquél entonces estaba preparando la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992.

Había también otras críticas respecto a la figura, como que se representaba a un personaje que no era valenciano…, que había otro Gulliver en Noruega…

Finalmente, en 1989, el Ayuntamiento de Valencia decide que la figura se queda en la ciudad y ya solo queda buscarle una ubicación, se elige la que todos conocemos, sobre el cauce del río Turia, al lado del Puente del Antiguo Reino.

En el proyecto final, se decidió aumentar el tamaño de la figura, hasta los 70m. Inicialmente se pensó en crear un espacio de toboganes y rampas en la parte externa, donde los niños se sintieran como liliputienses que ataron al gigante en la novela.

En el interior iría hueco para colocar una serie de maquetas de edificios emblemáticos de Valencia, donde los niños se sintieran gigantes como Gulliver en el país de Liliput. Así se hizo, pero el interior tuvo que cerrarse a los cinco años de ser inaugurado, debido a los daños causados por una inundación.

En la realización de la figura, el artista Manolo Martín, utilizó la misma técnica que en la creación de las fallas, mucha carpintería en el interior, revestida de capas de poliéster.

La figura de Gulliver quedó finalmente instalada en 1990 y desde entonces la podemos ver y disfrutar en el Jardín de Gulliver, entre los puentes del Ángel Custodio y Antiguo Reino.

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