El topónimo Ruzafa es de origen árabe. Significa jardín y ya había sido utilizado anteriormente en muchas otras ciudades.

El de Valencia data del siglo VIII. El príncipe Omeya Abd Allàh conocido también como Al-Balansí (el valenciano), era hijo de Abderramán I primer emir Omeya de al Ándalus. Al morir su padre, Abd Alláh se trasladó a Valencia. Construyó una casa de recreo con jardines, estanques y fuentes. Este concepto de casa era lo que los árabes llamaban “Munya” o almunia.

De este modo, el príncipe quería evocar los jardines de la casa de su infancia en Córdoba. A esta “munya” le dieron el nombre de Ruzafa. Esta casa y jardines fueron construidos al sur de la ciudad. Era una zona fértil, regada con las aguas de una de las acequias del río Turia, la de Favara.

A pesar del indudable origen árabe del término de “Ruzafa”, hay alguna referencia a este lugar en el siglo IV, en tiempos de Daciano. Nos referimos al momento en que San Vicente junto con el obispo Valero llega a Valencia huyendo de la persecución de los romanos. Mientras Vicente sería encarcelado y torturado hasta la muerte por orden de Daciano, Valero que ya era bastante anciano quedó libre, pero fue desterrado a la zona de lo que hoy es Ruzafa.

En el momento de la conquista de Jaime I en 1238, la huerta de Ruzafa estaba poblada por numerosas alquerías y sus habitantes pudieron quedarse en ellas una vez finalizada la guerra. Los jardines de la antigua “munya” se fueron convirtiendo en huertos. La extensión de Ruzafa era inmensa, incluía la zona de Monteolivete, Fuente de San Luis, Malilla, Nazaret, La Punta, Pinedo. Llegaba incluso hasta la Albufera. De hecho, El Palmar en la Albufera nació como una pedanía de Ruzafa.

La construcción de las murallas cristianas que se llevó a cabo entre los siglos XIV y XV, dejó fuera de sus límites al poblado de Ruzafa. Este pequeño pueblo se fue desarrollando en torno a la Iglesia de San Valero, construida donde supuestamente hubo anteriormente una mezquita.
La actual calle de Ruzafa era entonces “el camino” de Ruzafa, un trazado que iba desde la plaza del Ayuntamiento actual hasta la Iglesia de San Valero, unos 1200 metros.

En el recinto amurallado de época islámica, el acceso al camino de Ruzafa se hacia desde la puerta de la Boatella (cerca del Mercado Central).

Ruzafa fue municipio independiente hasta el año 1877.

La construcción de la línea de ferrocarril de Valencia al Grao en 1852 y la Plaza de Toros a mediados del XIX, fueron decisivas en la configuración de un nuevo desarrollo urbano. La actual fisonomía de Ruzafa deriva de los planes del segundo ensanche de Valencia desarrollado por los arquitectos Jose Calvo, Luis Ferreres y Joaquín María Arnau en 1884.

Mientras que en el primer ensanche de Valencia las viviendas se diseñaron sobre todo para la clase burguesa, en Ruzafa los arquitectos proyectan zonas teniendo en cuenta el estatus social de sus vecinos. Los edificios más próximos a las vías del tren eran sobre todo viviendas de alquiler para clases trabajadoras.

El trazado de las vías del nuevo ferrocarril condicionó totalmente el diseño de calles. Por otro lado, el Ayuntamiento imponía unas normas en cuanto al límite de alturas y las casas se iban transformando a medida que iba cambiando esa normativa. Se trataba de canalizar la expansión urbana de la ciudad. Hubo algunas viviendas en las que a finales del XIX se construyeron sobreelevados, con el fin de cumplir las ordenanzas municipales.

ruzafa fachada
El barrio de Ruzafa, concretamente la zona más próxima a las vías del ferrocarril se pobló en las últimas décadas del siglo XX de grupos inmigrantes de origen magrebí, chino, latino.

Llegó a ser un barrio marginal. En los últimos años, sin embargo, el barrio se ha puesto muy de moda entre los amantes de la vida bohemia, artistas, diseñadores. Abundan las galerías de arte. Cuenta con muchos espacios para organizar todo tipo de actividades culturales, el más significativo es quizás la “Sala Russafa”.

Poco a poco se ha ido transformando la fisonomía del barrio. Se han restaurado muchos edificios de estilo ecléctico, donde se combina el modernismo y los “neos” tan típicos en la arquitectura de principios del XX; neoclásico, neogótico.

Mientras, por un lado, tenemos numerosos comercios chinos, así como también mercados especializados en comida árabe, por otro lado, abundan los cafés donde se puede escuchar música en vivo, las librerías-café muy de moda, lugares con “encanto” como el “Ubik Café” cuyos baños están pintados y decorados con frases de La Divina Comedia de Dante, “La Mas Bonita”, imprescindible para probar alguna de sus magníficas tartas o sus cócteles en un ambiente muy “cool” como se dice ahora. El “Bluebell Coffee” para algunos tiene el mejor café de Valencia.

No faltan los restaurantes especializados en todo tipo de comida. Alguno de ellos regentados por prestigiosos chefs, como el restaurante “Canalla Bistró” de Richard Camarena, el “Mercatbar” de Quique Dacosta.

Hace unos años se puso en marcha con gran éxito, el Microteatro, que consiste en la representación de pequeñas obras de no más de 15 minutos de duración, ofrecidas en una sala de 15 metros cuadrados y con un público máximo de 15 espectadores.

Por otro lado, Ruzafa es un barrio muy arraigado en la fiesta fallera. Sus calles se esmeran especialmente en colocar una iluminación cada vez más artística. El encendido de sus calles sintonizado con bellas coreografías es uno de los momentos que congrega más público. Algunas calles como Cuba o Literato Azorín tienen a gala haber recibido los primeros premios de iluminación en diversos años consecutivos.

Debido a lo extenso que es el barrio de Ruzafa, podemos encontrar zonas diversas. Por una parte, la que se ha mencionado anteriormente en el entorno de las calles Cádiz, Cuba, Sueca, Literato Azorín, entre otras, y por otro lado los edificios más próximos al Ensanche, Avenida del Reino donde predomina el estilo burgués en sus fachadas.

La Avenida del Reino con un kilómetro de longitud y 32 metros de anchura, fue proyectada por el arquitecto Francisco Mora en 1907. Esta nueva vía se construía sobre el trazado del ferrocarril que en un principio unía el centro de Valencia con el Grao. En pocos años prosperaron no solo la construcción de viviendas de aire burgués y mucho comercio, también cines (ya desaparecidos), como el cine Goya, el Avenida, Tyris. El cine Martí fue el último en abrir en 1964. Este cine llegó a albergar la “Mostra de Cine del Mediterráneo”.

En esta avenida queda uno de los pocos lugares de la época, el Bar Che Taberna Vasca. Abrió el año 1933 y su promotor fue un argentino, López Sainz de la Maza. De ahí viene el nombre “che” que es una terminología muy popular en Argentina. Este lugar fue frecuentado por algunos ilustres, como el torero Jose Tomás.

También fue muy popular el bar Canadá que abrió en 1949 y unos años después en 1952 a su lado abrieron los Cines D’Or que siguen funcionando hoy en día.

En la Avenida del Reino, en el número 30, tuvo su sede durante unos años desde 1944 el Valencia Club de Fútbol
Son numerosas las calles del barrio que se han dedicado a personajes valencianos destacados, como médicos, políticos, filósofos, escritores.

Calle Maestro Serrano. Este músico ocupa un lugar de honor en la historia de la música de Valencia. Fue autor de zarzuelas de mucho éxito.

En 1909 compuso junto con Maximiliano Thous un himno para la Exposición Regional de Valencia y luego se tomó como el Himno de la Comunidad Valenciana. Asimismo, compuso el pasodoble “El Fallero” para la Falla de la Calle de la Paz en 1929, luego quedó como el himno fallero y sus notas suenan únicamente al paso de la Fallera Mayor.

La calle Centelles, fue esta una familia de origen catalán que luchó con Jaime I en la reconquista y en su tiempo sostuvo una fuerte rivalidad con los Villaragut, tan fuerte que tuvo que intervenir San Vicente Ferrer. Al cabo de los años, emparentaron con la familia Borja y fueron señores de Oliva.

Calle Doctor Landete, fue uno de los médicos más ilustres, nacido en el barrio de Ruzafa. Estomatólogo y catedrático de Medicina.
Calle Maestro Aguilar. En el siglo XVII fue un conocido músico. Formó parte de la Capilla Real de Lisboa y también prestó sus servicios en la Catedral de Valencia. Fue maestro de escuela y murió tratando de salvar a los alumnos al producirse un derrumbe en la escuela donde enseñaba.

Calle Doctor Sumsi. Medico original de Xativa. Tenía contacto con las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, que se dedicaban especialmente al cuidado de niños sordomudos y ciegos. A ellas se les había encomendado la rehabilitación del Infante Don Jaime, hijo del rey Alfonso XIII. El niño había nacido con problemas auditivos. El doctor Sumsi fundó una institución que se ocupara del cuidado de estos niños y se construyó en 1906 en la calle que hoy lleva el nombre del doctor. Al morir dejó todos sus bienes a la institución. La obra del doctor Sumsi permaneció hasta que se crearon otras instituciones con más recursos como la ONCE .

La calle Reina Doña Germana, está dedicada a Germana de Foix, que fue la segunda esposa de Fernando el Católico y al quedar viuda se casaría con D Fernando de Aragón, Duque de Calabria y virrey de Valencia. Está enterrada en el Monasterio de San Miguel de los Reyes de Valencia.

Uno de los edificios más singulares de Valencia lo encontramos en el barrio de Ruzafa, es la “Casa Judía”. Está en la calle Castellón, a espaldas de la plaza de Toros. Es un edificio de 1930 diseñado por el arquitecto Juan Guardiola Martínez. En su fachada modernista muy colorida, podemos ver una estrella de David y algunos elementos que nos evocan el Art Decó con inspiraciones egipcias, así como también otros elementos orientales, hindúes, hebreos. Fue durante un tiempo lugar de encuentro de la pequeña comunidad judía que en aquellos años residía en Valencia.

Iglesia de San Valero. El templo antiguo fue destruido por un incendio y se construyó uno nuevo a mediados del siglo XV. En el siglo XVII y debido al desarrollo demográfico del barrio, la iglesia resultaba pequeña y se decidió levantar una de nueva planta entre los años 1676 y 1700. En la obra trabajó el arquitecto Juan Bautista Perez Castiel que se encargó especialmente de la decoración interior.

La Iglesia de San Valero es conocida como la “catedral de Ruzafa”. Diseñada con planta de cruz latina, consta de una nave única, bóveda de cañón con lunetos, tres capillas laterales entre los contrafuertes. La construcción es de ladrillo y la cúpula exterior se decora con cerámica vidriada de color azul. En la fachada sobre la entrada principal se pueden ver las esculturas de los dos santos titulares de la Iglesia: San Vicente y San Valero.

La decoración interior de la Iglesia recuerda el estilo churrigueresco, aunque lo que se conserva no es original. La Iglesia fue totalmente restaurada después de la guerra civil al haber quedado muy dañada por varios incendios. El retablo actual es copia del anterior. 
El campanario de la iglesia es todo un icono en el barrio. Es de planta octogonal, está formado por tres cuerpos y un templete barroco para las campanas. Construido en el XVIII. Todas las campanas de la torre se hicieron después de la Guerra Civil. De las antiguas no se pudo conservar ninguna.

Es muy popular la fiesta de San Blas que se celebra en el entorno de la Iglesia el día 3 de febrero. Es tradicional comprar las galletitas previamente bendecidas y que se venden a la puerta de la Iglesia formándose para ello grandes colas. Tal es la devoción hacia este Santo a quien se encomienda especialmente la protección contra las enfermedades de garganta.

El Mercado de Ruzafa es un edificio moderno. Proyectado en 1957 por los arquitectos Julio Bellot Senet y Javier Goerlich. La estructura es de hormigón y en la última rehabilitación que se hizo, en el año 2000, se pintó cada una de las fachadas con colores distintos. Ocupa una superficie de unos 4.780 m2 y tiene 160 puestos de venta.

A pesar de tratarse de un edificio moderno, es un poco “el alma” del barrio donde podemos encontrar lo mejor de la huerta valenciana y también disfrutar del tapeo en una de las muchas terrazas que animan el entorno del Mercado durante las horas en que este permanece abierto.

El Convento de Nuestra Señora de los Ángeles. Según la tradición fue en este lugar donde las tropas de Jaime I de Aragón establecieron sus campamentos antes de emprender la conquista de Valencia en 1238. En la fachada hay una placa conmemorativa que hace referencia al hecho.

Se cree que fue aquí donde habría estado ubicada la finca de recreo “Munia” construida en el siglo IX por el príncipe de origen árabe Abal-Allah al Balansí.

En el siglo XVII se edificó el Convento bajo la observancia de la Regla de Santa Clara. Fue inaugurado coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, de ahí le viene el nombre. En él se instalaron inicialmente seis monjas salidas del Convento de Jerusalén que estaba situado extramuros de la ciudad.

La Iglesia se conserva casi intacta. Destaca la Capilla de San Antonio y la Dormición de la Virgen que conserva una imagen de estilo rococó. El altar Mayor, de madera dorada de estilo churrigueresco, se perdió durante la Guerra Civil.

Es de gran interés la decoración de las bóvedas de la Iglesia.

Durante la Guerra Civil sufrió importantes destrozos, por lo que en 1939 se llevó a cabo una restauración total, realizada por el arquitecto Salvador Pascual Gimeno en 1941. Fachada de ladrillo vista con molduras mixtilíneas. Desde 2007 el convento está habitado por monjes de la orden franciscana.

El gran cambio que ha experimentado el barrio de Ruzafa en los últimos años se ha visto completado con el proyecto del Parque Central, del que se abrió en 2018 la primera fase. Aunque esto es solo una parte que supone el 40% de la superficie total.

Un poema de Ausías March, “Aigüa plena de seny” ha inspirado el diseño del parque donde el protagonismo lo tiene la luz, el agua y el verde.  
El proyecto comenzó a gestarse el año 2003 cuando se acuerda un convenio entre la Generalitat, el Ayuntamiento de Valencia, Ministerio de Fomento, ADIF y RENFE para soterrar las vías del ferrocarril, construir una nueva Estación Central de trenes de carácter intermodal que permita la conexión con otras estaciones por medio del metro y del tranvía, así como también la creación de un gran parque urbano que ocuparía la zona de las actuales vías.

Se presentaron un total de 36 proyectos de ocho países, y se eligió por unanimidad el de la paisajista americana Kathryn Gustafson. El plan que presentó fue el de un parque de 24 hectáreas donde los principales elementos serán la luz, el agua y el verde. De esta manera quedarán integrados barrios que estaban divididos por la estructura ferroviaria. Uno de los barrios más beneficiados por este nuevo proyecto ha sido precisamente el de Ruzafa, en la zona que durante muchos años estuvo más degradada.

Este ha sido sin duda uno de los grandes proyectos de Valencia de los últimos años, un impulso cultural y económico importante especialmente para los barrios afectados, a pesar de que aún queda una parte importante de obra por realizar.
 

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